Mi experiencia con las
TIC se remonta a los 6 años puesto que a esta edad comencé la primaria y en mi
colegio una de las asignaturas impartidas era informática. Ese mismo año, mi
padre compró un ordenador de sobremesa que mi hermana y yo usábamos básicamente
para jugar al Buscaminas y a juegos de
ordenador como el de “Harry Potter y la Cámara Secreta” entre otros. Este
ordenador y el móvil de mi madre, un Nokia con el que solía jugar al snake,
fueron las mayores tecnologías que emplee hasta que a los 16 años, y tras mucho
insistir, conseguí tanto que me regalaran un móvil –con el que empecé a utilizar
aplicaciones como el WhatsApp- como que
instalasen Internet en casa. Debido a la instalación de esta red en casa el
ordenador de sobremesa quedo obsoleto y mi padre decidió comprar un portátil
con el que mi hermana y yo solíamos buscar información para realizar trabajos,
escuchar música…
No fue hasta hace dos
años que pase a tener mi propio portátil cosa que agradecí puesto que mi
hermana y yo solíamos discutir por el de mi padre.
De todos estos años
sacó en conclusión que a día de hoy podríamos vivir sin todas estas tecnologías
pero desde luego no gozaríamos de las múltiples facilidades que nos aportan,
como poder hablar de forma instantánea con personas que se encuentran a
kilómetros de distancia o no tener que acudir a una enciclopedia cada vez que
queremos resolver alguna duda.
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